sábado, 30 de abril de 2022

30

 

Ayer, 29 de abril, cumplí 30 años.
Tres décadas, seis lustros, 10950 días.

Para algunos puede parecer mucho, para otros, muy poco.

Curiosamente, todos, o casi todos coinciden en algo:
Todo el mundo dice que estoy en la edad de disfrutar de la vida.

Dicen que salga, que me divierta, que haga locuras sin pensar en el mañana.
“¡Vive! ¡Solo tienes una vida! ¡Estás en la edad perfecta!”

Pero… ¿Por qué?
Yo no quiero eso.

Desde que tengo uso de razón, he buscado tener una estabilidad en todos los ámbitos de la vida.

No busco una vida de desfase llena de experiencias espectaculares y fantásticas.

En realidad, sería bastante feliz con una vida tranquila y “normal”.

Claro, que, ¿qué entendemos por normal?

Ese es otro tema que ya trataré en otra entrada.

Tengo 30 años, y busco calma y tranquilidad.

A fin de cuentas, la edad es solo un número, y no debemos dejarnos condicionar por esta.

Vive, sí. Pero vive a tu manera.

No dejes que nada ni nadie te dicte cómo debes llevar tu propia vida.

¿Tienes 20 años y quieres quedarte en casa un sábado noche leyendo? ¡Hazlo!
¿Tienes 50 y quieres salir a la discoteca a bailar? ¡Hazlo!

No importan las miradas, no importan los chismorreos. No importa nada de eso.

Lo único que importa es tu tiempo, tu vida.
Y debes sentirte satisfecho con ella.

Por eso, vive, haz lo que te dé la gana.

Y al que no le guste, que no mire.


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