miércoles, 29 de junio de 2022

La entrada del Diablo

 


Anoche, mientras dormía, me volvió a acontecer algo que ya he experimentado varias veces.

Escribí, en mis más profundos sueños, el texto más perfecto que mi mente puede llegar a imaginar.

Me vi a mí mismo, ante el boli y el papel, creando. Dejando que mis dedos y mi cabeza se moviesen al son acompasado de las musas.

Soñé, que, como si algún tipo de entidad se hubiese apoderado de mí, escribía y escribía sin parar. Un texto bello, elaborado, lleno de significado y de hermosura.

Llegué incluso a soñar que me despertaba en ese mismo momento, y que agarraba mi teléfono para anotar lo que recordaba, antes de que la vigilia borrase por completo aquel texto ten perfecto.

Mas, cruel subconsciente, tan solo fue un sueño.

Esta mañana, cuando fui a comprobar las anotaciones que tenía, me di cuenta de que, en efecto, no había nada.

Y soy incapaz de recordar siquiera sobre qué trataba dicho texto.

Se perdió, seguramente para siempre, en el mundo onírico.

No es la primera vez que me sucede esto, y es una sensación muy frustrante. Saber que has creado algo tan bueno, y ser incapaz de reproducirlo estando despierto…

Aunque, si algo me consuela, es pensar en el hecho de que, si he sido capaz de crearlo mientras dormía, significa que tengo la capacidad de crearlo estando despierto. ¿No?

Tal vez tan solo deba seguir y seguir, hasta ser capaz de crear algo tan bueno como aquello. El potencial parece estar ahí, dormido en algún lugar de mi subconsciente.

Tan solo tengo que practicar y practicar. Quizás algún día llegue al nivel que en mis sueños alcanzo.

Quizás…

jueves, 16 de junio de 2022

Torbellino de pensamientos

 


Ya sé que ayer publiqué una entrada, pero hoy me apetecía escribir y publicar otra. Así compenso un poco mi ausencia.

 

La vida es extraña.
Retorcida, enrevesada, y llena de momentos de incertidumbre.

Llevo todo el día con una sensación extraña, algo que ni siquiera soy capaz de expresar con palabras.
Se siente como algún tipo de presentimiento, como si fuese una certeza incierta.

Una contradicción.

Estoy atravesando una etapa de la vida llena de cambios. Gente y situaciones que se van, otras que llegan...
Todo está cambiando.
Y, pese a que al antiguo yo los cambios le aterraban y agobiaban, al "Yo" que soy ahora, no le supone mayor problema.

Pero siento una incertidumbre extraña.
Y una curiosa paz perturbadora.

Ansío conocer respuestas a preguntas que desconozco.

Me pregunto si estaré perdiendo la cabeza, o si, por el contrario, estoy entrando en una etapa de mayor lucidez.

No me siento mal, pero tampoco me siento bien.
Simplemente estoy vivo. Quizás por inercia, quizás por algún motivo que se escapa a mi entendimiento.

Pero, hoy por hoy, voy a vivir, sin mirar atrás, y mirando lo justo hacia delante.

No sé qué me depara el día de mañana.
No sé si el salto de fe que he realizado llegará a buen puerto.
No sé nada, pero estoy bien con ello.

Sé que esta entrada es un poco caótica y desordenada, pero quería hacer una de esas entradas más personales, en las que tan solo dejo que mis dedos escriban lo que mi cabeza va dictando.
Así ha resultado este torbellino de pensamientos.

Creo que voy a parar por aquí.
Espero que os vaya a todos muy bien, y que estéis pasando lo mejor que podáis esta ola de calor.

¡Nos leemos!

miércoles, 15 de junio de 2022

Salto de fe

 


Hay momentos de la vida en la que nos paramos a contemplar lo que tenemos. No me refiero a bienes materiales, me refiero más bien a la situación en general en la que nos encontramos.

Te paras a observar, y entonces comienzas a plantearte cosas.

¿Estoy bien así? ¿Me gusta lo que tengo? ¿Me estaré conformando?

Esas y otras preguntas te dan vueltas en la cabeza una y otra vez.


Tal vez te encuentres en una situación en la que, bueno, no estás bien, pero tampoco estás mal.

Como si te encontrases en algún tipo de suspensión temporal cuyo final es incierto.

Y entonces te paras a pensar en si deberías hacer algo para cambiarlo. En si realmente está en tu mano el modificar tu situación.

El problema es que las cosas no siempre son fáciles, de hecho, suelen ser bastante complicadas.


Pero de pronto, sucede algo.

Ves la posibilidad de dar un salto hacia el cambio.

Un salto hacia el vacío, esperando que haya algo abajo que amortigüe tu caída.

Un salto de fe.


Y te pones a darle vueltas, viendo cómo, poco a poco, esa posibilidad se evapora en el aire.

Hasta que llega el momento crítico en el que, o te arriesgas a saltar, o perderás la oportunidad para siempre.

Y saltas. Te lanzas al vacío sin ningún tipo de cuerda de seguridad, ni paracaídas, ni nada que te asegure que no caerás contra el duro suelo.

Pero has saltado, y ya no te queda otra que esperar a caer del todo para ver qué sucede.

Caes mientras la incertidumbre te quema por dentro, mientras miedos e inseguridades te abruman.

Pero no dejas que te detengan, al fin y al cabo, ya has saltado, y no hay marcha atrás.


En esa situación me encuentro yo.

He dado un salto de fe enorme, en varios aspectos de la vida.

Y estoy cayendo, cada vez más rápido.

Solo espero que algo amortigüe mi caída, y que el salto de fe no haya resultado ser un salto al vacío.

¡Poemario!

  Tras un largo periodo de tiempo trabajando en ello, mi pareja y yo al fin hemos conseguido sacar a la luz nuestro pequeño gran proyecto. S...