Anoche,
mientras dormía, me volvió a acontecer algo que ya he experimentado varias
veces.
Escribí,
en mis más profundos sueños, el texto más perfecto que mi mente puede llegar a
imaginar.
Me vi a
mí mismo, ante el boli y el papel, creando. Dejando que mis dedos y mi cabeza
se moviesen al son acompasado de las musas.
Soñé,
que, como si algún tipo de entidad se hubiese apoderado de mí, escribía y
escribía sin parar. Un texto bello, elaborado, lleno de significado y de
hermosura.
Llegué
incluso a soñar que me despertaba en ese mismo momento, y que agarraba mi
teléfono para anotar lo que recordaba, antes de que la vigilia borrase por
completo aquel texto ten perfecto.
Mas,
cruel subconsciente, tan solo fue un sueño.
Esta
mañana, cuando fui a comprobar las anotaciones que tenía, me di cuenta de que,
en efecto, no había nada.
Y soy
incapaz de recordar siquiera sobre qué trataba dicho texto.
Se
perdió, seguramente para siempre, en el mundo onírico.
No es la
primera vez que me sucede esto, y es una sensación muy frustrante. Saber que
has creado algo tan bueno, y ser incapaz de reproducirlo estando despierto…
Aunque,
si algo me consuela, es pensar en el hecho de que, si he sido capaz de crearlo
mientras dormía, significa que tengo la capacidad de crearlo estando despierto.
¿No?
Tal vez
tan solo deba seguir y seguir, hasta ser capaz de crear algo tan bueno como
aquello. El potencial parece estar ahí, dormido en algún lugar de mi
subconsciente.
Tan solo
tengo que practicar y practicar. Quizás algún día llegue al nivel que en mis
sueños alcanzo.
Quizás…