martes, 28 de diciembre de 2021

Recuerdo

 


Tengo mucha memoria, demasiada.
Puedo recordar con exactitud eventos desde muy temprana edad.
Puedo recordar tantas cosas…

Recuerdo cuando mi mejor amigo era mi primo.
Nos pasábamos días y noches jugando al Monopoly, partidas que nunca llegaban a terminar, ambos haciendo trampas, cogiendo dinero de la caja cuando el otro no miraba, robando casitas…
También pasábamos largas noches montando y pintando figuritas.
O aquellas que pasábamos con mi abuelo…

Me acuerdo mucho de ti, abuelo. Faltan días para el aniversario de tu marcha…
Recuerdo los largos paseos que dábamos, recogiendo setas, espárragos, “cucunús”…
Recuerdo todas y cada una de las historias que me contabas.
¿Cómo podría olvidar todos los consejos que me dabas? Siempre diste lo mejor de ti para nosotros.
Incluso recuerdo cuando era muy pequeño, y me llevabas al parque que tanto me gustaba.
Me aguantaste tantas cosas…

Recuerdo a mis amigos de la adolescencia, las cientos de cosas que hicimos juntos, todos los momentos que pasamos.
Nos recuerdo en aquel cumpleaños, pusimos una tienda de campaña en mi jardín, y pasamos la noche haciendo el tonto.
Nos recuerdo jugando noches enteras a la consola, turnándonos porque no teníamos más de dos mandos.
Y recuerdo cómo provocamos algún incendio “sin querer”.

Recuerdo a mi “hermano”, Víctor. Es de las pocas personas de mi pasado que siguen a mi lado, a parte de mi propia familia.
He vivido tantas cosas con él…
Recuerdo la primera vez que quedamos. ¿Recuerdas que me tropecé justo al llegar a donde estabas?
Recuerdo las largas conversaciones nocturnas, “filosofando” sobre cualquier tema.
Tampoco puedo olvidar todas aquellas borracheras, tú y yo, contra el mundo, contra todo.
Siempre recordaré con especial cariño aquellos tiempos en los que escribíamos canciones y las grabábamos. Cogíamos un tema de un sombrero, y escribíamos la letra en 10 minutos. Éramos horribles…
Y recuerdo todos aquellos momentos de oscuridad en las que solo nos teníamos el uno al otro, siempre juntos, siempre.

Podría seguir con una larga lista de recuerdos, momentos, situaciones…
Pero tampoco quiero ser pesado, prefiero terminar aquí.

Brindemos por los tiempos venideros, por seguir sumando recuerdos.
Por seguir sumando situaciones, buenas, malas… Las que sean.

Brindemos por seguir recordando.
Por seguir caminando.
Por seguir viviendo.

sábado, 18 de diciembre de 2021

Rebaño

 


Hay algo que me preocupa en estos tiempos.

Algo que tal vez debería darme igual, pero no puedo evitar preocuparme cada vez que pienso en ello.

Se trata de la falta de inquietud intelectual, de la falta de pensamientos propios.

Miro hacia la muchedumbre, observo las cosas que están de moda. Las canciones, los poemas, las películas… Todo el arte de moda en general.
Y me da la sensación de que está vacío.

Lo veo simple, a veces incluso soez.

¿Qué sucede?

Hablando con mi madre y con mi amigo ambos coinciden en su respuesta:
La gente no quiere pensar. Buscan cosas simples y de fácil entendimiento, porque así no necesitan reflexionar para entenderlas.

A mí me parece triste.

Vivimos en una época en la que tenemos una facilidad increíble para nutrir nuestros cerebros, y, sin embargo, la gente prefiere matarlos de inanición con programas basura, canciones obscenas y sin mensaje, y demás parafernalia.

Creo que todo esto terminará colapsando.

La gente cada vez está más vacía, cada vez se cuestionan menos.
La masa aborregada ni siquiera tiene pensamiento crítico.

Viven siguiendo al resto del rebaño.

Y nos arrastran al resto con ellos.

Siento que nos acercamos a un precipicio, y que todos vamos a caer, inevitablemente.

jueves, 9 de diciembre de 2021

Perfeccionismo

 

Me sorprendo a mí mismo publicando una entrada por segundo día consecutivo, pero es que tenía ganas de escribir.

Esta entrada lleva en mi mente un tiempo, pero siento que hoy es el día idóneo para escribirla y publicarla. Ni siquiera voy a poner una foto en esta entrada, no tengo ninguna preparada.

Sin más, allá voy.

 

¿Sabéis?
Escribo muchísimo, pero no guardo ni la mitad de las cosas que escribo.

Muchas, muchísimas veces comienzo a juntar palabras, a tratar de plasmar por escrito todo lo que pasa por mi mente.

En verso, en prosa… Pero lo borro.

A veces llevo varios párrafos escritos, pero los borro y comienzo de nuevo.

¿Por qué hago eso?

La respuesta es sencilla: siento que es malo.

Me leo, y todo me parece horrible, no apto.
Siento que soy una persona mediocre, y que mediocre es todo lo que escribo.

Podría contar con los dedos de una mano las veces que he leído algo mío que me haya parecido “bueno”.

Soy demasiado perfeccionista. O tal vez sea demasiado mediocre, y soy consciente de ello.

Hoy comencé a componer un poema en mi cabeza.
Comenzaba con algo como:
«Seguiré haciendo arte, hasta que harte.

Pero en realidad, me parece soberbio y narcisista llamar “arte” a lo que hago.

Y todo esto se expande al resto de ámbitos de mi vida, todo lo que hago me parece mediocre, insuficiente.

Tengo ansias de más y más.
Me considero una persona ambiciosa, un inconformista conformado.

Pero, ¿sabéis qué?

Todo esto, lejos de detenerme y hundirme, me da fuerzas para seguir mejorando, para seguir buscando esa “perfección”.

Así que, sí.
Seguiré haciendo “arte” hasta que me harte.

miércoles, 8 de diciembre de 2021

Duelo

 


Toda vivencia negativa tiene un proceso de duelo.

Todo aquello que nos afecta al estado de ánimo debe ser procesado, hasta que conseguimos superarlo.

A veces cuesta más, a veces menos.
Otras incluso recaemos y volvemos a pasarlo mal durante un tiempo.

Como un ciclo que se repite.

Hay días buenos y días malos.
Pero todos ellos amanece, todos sale el Sol.

Por eso no podemos darnos por vencidos, porque yo sé que veré un nuevo amanecer.
Sé que los tiempos venideros serán gloriosos, y que todo cambiará a mejor.

Nunca tiraré la toalla, nunca me daré por vencido.

Y precisamente de todo esto trata este poema:

Día.

«Amanece, y todo mi cuerpo se estremece.
Veo la luz del Sol colarse por mi ventana,
bañando con su luz toda la instancia.

Mi corazón late de nuevo y se retuerce.
Viejos recuerdos acuden a mi llamada,
mientras que todo lo demás pierde importancia.

Soy consciente de que no puedo vivir en el pasado,
de que todo quedó atrás, todo ha terminado.
Pero olvidarlo todo es simplemente complicado.

En mi interior existe la fuerza para salir adelante,
mas, a veces el camino es una gran pendiente,
y me cuesta seguir con mi talante.

Atardece, y todo mi cuerpo se estremece.
La luz anaranjada ilumina mi habitación,
y el canto de los pájaros resuena en mis oídos.

Mi corazón sigue latiendo, no se detiene.
Los viejos recuerdos siguen en mi interior,
pues es difícil olvidar que te has ido.

Pero el tiempo pasa, y todo se hace menos amargo.
Nuevos recuerdos eclipsan a los antiguos,
y tu sombra poco a poco se desvanece.

Mi energía se renueva por momentos,
la pendiente comienza su descenso,
y ahí es donde me encuentro.

Anochece, y mi cuerpo se relaja.
La oscuridad poco a poco lo domina todo,
y la Luna y las estrellas aparecen en el cielo.

Mi corazón late más fuerte que nunca,
mientras que los viejos recuerdos son solo eso.
Y ya no duele, el dolor y la tristeza se fueron.

El tiempo ha pasado, y saboreo una nueva dulzura.
El mañana se presenta reluciente,
pues mañana saldrá el Sol nuevamente.

Me siento lleno de energía y fuerza.
El camino ahora es un alegre paseo,
y voy a disfrutar de toda su belleza. »


miércoles, 1 de diciembre de 2021

Apertura

 


Siempre he sido una persona a la que le cuesta demasiado abrirse ante los demás.
En muchas ocasiones hablo mientras permanezco callado.
Digo muchas cosas sin decir nada.

¿Por qué?
No lo sé. Quizás he recibido tantos golpes a lo largo del camino que ya, simplemente, no tengo esa facilidad de la que gozan algunos a la hora de abrirse.

En situaciones en las que me rodeo de gente nueva, tal y como me ha pasado hace poco, permanezco en silencio, observando y escuchando todo.
Poco a poco voy soltándome y hablando más y más.

Sin embargo, apenas dejo ver más allá de la coraza que llevo puesta.

Es triste, pero me resulta muy complicado dejarme ver ante los demás.

Para colmo, ahora mismo estoy atravesando una etapa de introspección y ensimismamiento, en la que estoy especialmente callado.
No me gusta, porque siento que este no soy yo.

Es como si hubiese vuelto atrás en el tiempo, a una época oscura en la que era incapaz de socializar con normalidad.

Y lo detesto.

Quiero volver a ser el que era, esa persona extrovertida y con facilidad a la hora de desenvolverme socialmente.

Pero soy consciente de que esta etapa que estoy pasando es necesaria, y que vendrán tiempos mejores.

Tan solo necesito sanar.

Por otro lado, está este blog.
Aquí me abro ante vosotros, ante todo aquel que me quiera leer.

Escudriño en mi interior, rascando cada pared para sacar a flote mi esencia.

Puede ser mejor o peor, hay días oscuros, y días luminosos.

Pero este soy yo.

¡Poemario!

  Tras un largo periodo de tiempo trabajando en ello, mi pareja y yo al fin hemos conseguido sacar a la luz nuestro pequeño gran proyecto. S...