Tengo mucha memoria, demasiada.
Puedo recordar con exactitud eventos desde muy temprana edad.
Puedo recordar tantas cosas…
Recuerdo cuando mi mejor amigo era mi primo.
Nos pasábamos días y noches jugando al Monopoly, partidas que nunca llegaban a
terminar, ambos haciendo trampas, cogiendo dinero de la caja cuando el otro no
miraba, robando casitas…
También pasábamos largas noches montando y pintando figuritas.
O aquellas que pasábamos con mi abuelo…
Me acuerdo mucho de ti, abuelo. Faltan días para el
aniversario de tu marcha…
Recuerdo los largos paseos que dábamos, recogiendo setas, espárragos, “cucunús”…
Recuerdo todas y cada una de las historias que me contabas.
¿Cómo podría olvidar todos los consejos que me dabas? Siempre diste lo mejor de
ti para nosotros.
Incluso recuerdo cuando era muy pequeño, y me llevabas al parque que tanto me
gustaba.
Me aguantaste tantas cosas…
Recuerdo a mis amigos de la adolescencia, las cientos de
cosas que hicimos juntos, todos los momentos que pasamos.
Nos recuerdo en aquel cumpleaños, pusimos una tienda de campaña en mi jardín, y
pasamos la noche haciendo el tonto.
Nos recuerdo jugando noches enteras a la consola, turnándonos porque no
teníamos más de dos mandos.
Y recuerdo cómo provocamos algún incendio “sin querer”.
Recuerdo a mi “hermano”, Víctor. Es de las pocas personas de
mi pasado que siguen a mi lado, a parte de mi propia familia.
He vivido tantas cosas con él…
Recuerdo la primera vez que quedamos. ¿Recuerdas que me tropecé justo al llegar
a donde estabas?
Recuerdo las largas conversaciones nocturnas, “filosofando” sobre cualquier
tema.
Tampoco puedo olvidar todas aquellas borracheras, tú y yo, contra el mundo,
contra todo.
Siempre recordaré con especial cariño aquellos tiempos en los que escribíamos
canciones y las grabábamos. Cogíamos un tema de un sombrero, y escribíamos la
letra en 10 minutos. Éramos horribles…
Y recuerdo todos aquellos momentos de oscuridad en las que solo nos teníamos el
uno al otro, siempre juntos, siempre.
Podría seguir con una larga lista de recuerdos, momentos,
situaciones…
Pero tampoco quiero ser pesado, prefiero terminar aquí.
Brindemos por los tiempos venideros, por seguir sumando
recuerdos.
Por seguir sumando situaciones, buenas, malas… Las que sean.
Brindemos por seguir recordando.
Por seguir caminando.
Por seguir viviendo.