miércoles, 24 de mayo de 2023

Caminando



Siempre he caminado deprisa, como si huyese de algo.

Como si algo me estuviese persiguiendo.

¿Qué es? ¿El tiempo? ¿El universo? Quizás no sean más que mis propios pensamientos los que me atormentan, y por eso corro.

Huyo, siento que siempre lo he hecho.

Ni siquiera sé de qué, no sé por qué intento escapar de algo invisible que ni siquiera es real.

Pero lo hago. Corro, lejos, sin parar, sin mirar atrás.

Corro, como si algo maligno estuviese a punto de alcanzarme.

Tal vez, como he dicho más arriba, ese fantasma horripilante que me acecha no sean sino mis propios pensamientos.

Tal vez estoy intentado huir de mi propia sombra.

Y, ¿sabéis qué?

Es imposible escapar de nuestra propia sombra, pues ella también es parte de nosotros.

Nuestros pensamientos negativos también son nuestros pensamientos, y no debemos huir de ellos. ¿Qué sentido tiene?

Puedes pasarte toda una vida corriendo, intentando dejarlos atrás de una vez por todas, pero es inútil. No puedes escapar de ellos, porque ellos también son tú.

Me costó mucho tiempo darme cuenta de todo esto. De que no debo huir de mí mismo, sino escucharme, comprenderme, y saber lidiar con todo aquello que me atormenta.

Mi mente no es sino mía, mi cuerpo, mi vida, mi alma. Son míos.

Solo yo puedo decidir qué hago con ellos.

Entonces, ¿por qué iba a pasar toda una vida martirizándome por algo que soy yo?

¿Por qué voy a perder el tiempo huyendo de mí mismo?

Es mejor aceptarse y trabajar con ellos.

Huir de los problemas nunca es la solución.


lunes, 15 de mayo de 2023

Búsqueda

 


A veces las visiones que se apoderan de mi mente me llevan a un estado distorsionado de la realidad que consigue hacerme dudar de mi propia integridad mental.

¿Estoy loco? ¿Esto es real?

Quizás no sea sino una alucinación.

A veces son esas mismas visiones las que me alientan a echar a correr, lejos de todo. Desparecer de esta vida que me rodea. No a un lugar físico, más bien huir a un plano desconocido todavía para mí, en el que no hay nada que me retenga. Nada que pueda entorpecer el crecimiento de mi espíritu y mi propia mente.

Sé que no es sencillo de comprender, porque tampoco es sencillo de sentir.

Soy feliz con la vida que tengo ahora mismo, cambiaría muy pocas cosas, pero, a su vez, siento que este cuerpo de mortal me aprisiona y me retiene. Me impide avanzar hacia lugares más elevados que jamás alcanzaré en vida.

Veo, siento y pienso infinidad de cosas.

Un flujo incesante de imágenes, sentimientos y pensamientos que son totalmente imparables.

Una vez más, como dije hace tiempo, el torrente de pensamientos se apodera de mí, y me hace perder, un poco quizás, la cabeza.

Pero, tal y como dije antaño, ¿la estoy perdiendo? O bien, ¿la estoy recuperando?

A veces es complicado discernir entre lo que es real y lo que es producto de… No sé de qué.

Pero ahí sigo, día a día, recibiendo infinidad de información que soy incapaz de contener. Ecos, tal vez de otro plano, o de otro lugar del espacio tiempo. No puedo saberlo, y tal vez no quiero saberlo.

Quizás a veces somos más felices en la ignorancia.

Sin embargo, siempre he defendido que prefiero una verdad dolorosa a una mentira dulce. ¿Por qué iba a cambiar eso ahora?

Supongo que simplemente me siento perdido, como me he sentido siempre.

De verdad, no quiero que suene a que no valoro lo que tengo ahora, al contrario, poco a poco, y con mucho esfuerzo, he ido construyendo una vida, luchando cada día para obtener lo que deseo, y estoy muy agradecido por ello. Hay cosas que no cambiaría ni en sueños.

No obstante, me paro a pensar en ciertos ámbitos de la vida y… Me siento perdido.

Siento que no he encontrado mi camino, y que no lo haré. Porque, diablos, no hay un camino que encontrar. El camino se hace al andar.

Pese a ello, desde que tengo uso de razón me persigue ese pensamiento, esa voz interior que me grita una y otra vez, que me empuja a buscar y buscar.

¿Qué estoy buscando realmente? Tal vez nunca lo sepa.

Tal vez, precisamente, en eso consista la búsqueda. Quizás ese sea el sentido.

Vivir para buscar algo que buscar.

No lo sé, ni creo que pueda saberlo en esta vida. Aunque eso no me va a quitar de disfrutar las cosas buenas que tengo, porque, joder, me lo he ganado.

Supongo que ya encontraré mi camino, si es que debo hacerlo. Quiero decir, tal vez en mi camino no esté encontrar mi camino. Quién sabe.

Caminante, no hay camino. Se hace camino al andar…

¡Poemario!

  Tras un largo periodo de tiempo trabajando en ello, mi pareja y yo al fin hemos conseguido sacar a la luz nuestro pequeño gran proyecto. S...