Hace unas semanas estuve de vacaciones en una Sierra.
Naturaleza por todas partes, paz, tranquilidad…
Iba haciendo una ruta de senderismo, contemplando una gran
expansión de bosque, ríos y cascadas.
Apreciando la enormidad y absoluta belleza de los paisajes naturales.
Y entonces, me di cuenta de algo.
Todo aquello me parecía “irreal”.
¿Cómo puede ser? Me pregunté.
La respuesta es sencilla:
La sociedad tiene nuestras mentes tan estropeadas, tan
podridas y corrompidas, que, cuando visitamos algún lugar totalmente natural,
nos parece algo irreal.
Sin embargo, cuando visitamos una ciudad, gris, sucia, y
llena de objetos artificiales, nos resulta lo más normal del mundo.
¿No vemos la realidad?
Nos hemos desconectado tanto de la naturaleza, que, poco a
poco, estamos dejando de formar parte de ella.
Y, a la vez que nos desconectamos, estamos destruyéndola.
Tenemos que hacer algo.