sábado, 28 de mayo de 2022

Revelación Pt.2

 



Llevo toda la semana en cama con fiebre bastante alta, e incluso he pasado varias noches en urgencias con medicamentos en vena.
Ahora mismo, pese a que estoy algo mejor respecto a la fiebre, todavía me encuentro bastante mal.

Pero no quiero que pase más tiempo sin publicar, así que, he pensado que es buen momento para poner la segunda parte del post “Revelación”.

Sin más, aquí os lo dejo.

 

Hablando de mí mismo, siempre he estado buscando respuestas.
Me consideraba a mí mismo un “Buscador”.

Tal vez me he dado cuenta de que la respuesta es que no hay respuestas.
O quizás sí, pero se me plantean las siguientes cuestiones:

¿Estoy haciendo las preguntas adecuadas?
¿Me permito a mí mismo escuchas las respuestas?

Quizás la respuesta a ambas preguntas sea: no.

Tal vez las respuestas que tanto busco están delante de mis narices. Quizás siempre lo han estado, pero he sido incapaz de verlo.

¡Y eso no es malo!

Todo sucede por algo, todo tiene su momento.

Si no he creído hallar las respuestas hasta ahora, quizás sea porque no era el momento de hacerlo.

Tal vez… No, tal vez no. Sé (ahora lo sé) que todo depende de la perspectiva desde que lo mires.

Cuando miras algo desde una situación específica, lo ves de una manera.
Pero, si vuelves a mirar ese algo desde otra situación, lo ves de otra muy distinta.

¿Ese algo ha cambiado?

No. Estás viendo la misma cosa, desde diferentes puntos de vista.
¡Pero siempre fue así! Tan solo, no había llegado tu momento para verlo.

Y eso me hace pensar… ¿Existe una “verdad”?

Alguien a quien ahora considero un muy buen amigo me dijo algo como “nadie posee la verdad. Y cuando tratas de expresar la verdad, estás tratando de poseerla. Entonces, ¿estás diciendo la verdad?”.

Y ahí está precisamente el punto.

¿Existe la verdad? O, ¿la verdad es todo?

¡Todo es lo mismo, desde diferentes perspectivas!

 

Es curioso como siempre he tratado de entender muchas cosas, de comprender sus por qué, pero, a su vez, me lo negaba a mí mismo.

¿No podía verlo, o no quería?

Preguntas como “¿Por qué a mí?”, tienen respuestas tan simples como: “¿por qué no?”.

Sí, a veces las preguntas se responden con otras preguntas. Tal y como dijo mi padre:
“Cuando te hacen una pregunta, indirectamente te ponen en la obligación de pensar en una respuesta, y eso te obliga a pensar.”

Llegados a ese punto… ¿Te están haciendo preguntas, o te están dando respuestas?

¿Estás preparado para escuchar tus propias respuestas?

Porque, sí, lo reconozco: yo mismo me he negado siempre la “verdad”.

 

Tras hablar de esto con alguien, me dijo que se alegraba de que viese las cosas de una forma más positiva, pero…

En realidad, no es que las vea de forma más positiva. Simplemente me las tomo de otra manera.

Sigo pensando que vivo en la ruina, me sigo sintiendo solo y perdido. Sigo teniendo mucho miedo.

Pero, sin embargo, trato de aceptar esos sentimientos, no luchar contra ellos.

Entendí que, ahora mismo, no puedo hacer gran cosa para cambiar mi situación, y que debo aceptarlo y tratar de disfrutar al máximo de lo que tengo.

No es resignarse, es aceptarlo y estar bien con ello.

 

Y aquí termina la segunda y última parte de la revelación que tuve hace algunos meses ya.

Espero recuperarme pronto y poder volver al ritmo normal de publicaciones.

Un abrazo.

jueves, 19 de mayo de 2022

Lo extraordinario de la normalidad

 


En la entrada anterior mencioné el tema de la normalidad.

¿Qué es lo normal? ¿Qué es lo común?
He encontrado 10 definiciones de la palabra “normal”.
Pero vamos a romper la cuadrícula, vamos a ponernos un poco “abstractos”.

Coloquialmente hablando, todos entendemos por normal algo común, que todo el mundo realiza, y que no destaca.

En la otra entrada dije que yo solo quería una vida normal.

Bueno, ¿qué es una vida normal?

Hace unos años, se entendía por ello tener un trabajo estable, una pareja, casarte, tener hijos… Dejar que el ritmo… ¿Natural? De la vida siguiese su curso.

Pero… ¿Eso es lo normal a día de hoy?

Detengámonos a mirar a nuestro alrededor:
¿Cuánta gente tiene un trabajo estable?
¿Cuánta se casa? ¿Cuánta tiene hijos?

Y eso solo centrándonos tan solo en ese aspecto de la vida, porque si nos ponemos a plantear más y más…

La moda. La moda refleja bastante bien la “normalidad”.

Personas que llevan determinada marca de ropa, o ciertos tipos de complementos, lo que sea.

Al final somos nosotros mismos los que normalizamos algo.
Pero… ¿Eso es bueno?

En ciertas ocasiones, diría que sí.
Sin embargo, llega un momento en el que se tiende a normalizar situaciones o acciones que no deberíamos ver “normales”.

Sin remontarnos muy atrás en el tiempo (aunque quizás no tanto tiempo atrás), en este país, y en muchos, estaba normalizado el machismo.
En otros lugares, sigue estando a la orden del día, desgraciadamente.

A eso me refiero:
La normalidad tiene un poder increíble.

Puede hacer que veas algo terrible como lo más normal del mundo, y que, cosas que deberían ser comunes, se vean como extrañezas.

Quizás tú y yo, a modo individual, no podamos afectar mucho al concepto de lo que es normal y lo que no.
Pero toda revolución comienza por alguien que se alza.

La normalidad es extraordinaria, y debemos utilizarla con cabeza.

¡Poemario!

  Tras un largo periodo de tiempo trabajando en ello, mi pareja y yo al fin hemos conseguido sacar a la luz nuestro pequeño gran proyecto. S...