Llevo
toda la semana en cama con fiebre bastante alta, e incluso he pasado varias
noches en urgencias con medicamentos en vena.
Ahora mismo, pese a que estoy algo mejor respecto a la fiebre, todavía me
encuentro bastante mal.
Pero no
quiero que pase más tiempo sin publicar, así que, he pensado que es buen
momento para poner la segunda parte del post “Revelación”.
Sin más, aquí os lo dejo.
Hablando
de mí mismo, siempre he estado buscando respuestas.
Me consideraba a mí mismo un “Buscador”.
Tal vez
me he dado cuenta de que la respuesta es que no hay respuestas.
O quizás sí, pero se me plantean las siguientes cuestiones:
¿Estoy
haciendo las preguntas adecuadas?
¿Me permito a mí mismo escuchas las respuestas?
Quizás
la respuesta a ambas preguntas sea: no.
Tal vez
las respuestas que tanto busco están delante de mis narices. Quizás siempre lo
han estado, pero he sido incapaz de verlo.
¡Y eso
no es malo!
Todo
sucede por algo, todo tiene su momento.
Si no he
creído hallar las respuestas hasta ahora, quizás sea porque no era el momento
de hacerlo.
Tal vez…
No, tal vez no. Sé (ahora lo sé) que todo depende de la perspectiva desde que
lo mires.
Cuando
miras algo desde una situación específica, lo ves de una manera.
Pero, si vuelves a mirar ese algo desde otra situación, lo ves de otra muy
distinta.
¿Ese
algo ha cambiado?
No.
Estás viendo la misma cosa, desde diferentes puntos de vista.
¡Pero siempre fue así! Tan solo, no había llegado tu momento para verlo.
Y eso me
hace pensar… ¿Existe una “verdad”?
Alguien
a quien ahora considero un muy buen amigo me dijo algo como “nadie posee la
verdad. Y cuando tratas de expresar la verdad, estás tratando de poseerla.
Entonces, ¿estás diciendo la verdad?”.
Y ahí
está precisamente el punto.
¿Existe
la verdad? O, ¿la verdad es todo?
¡Todo es
lo mismo, desde diferentes perspectivas!
Es
curioso como siempre he tratado de entender muchas cosas, de comprender sus por
qué, pero, a su vez, me lo negaba a mí mismo.
¿No
podía verlo, o no quería?
Preguntas
como “¿Por qué a mí?”, tienen respuestas tan simples como: “¿por qué no?”.
Sí, a
veces las preguntas se responden con otras preguntas. Tal y como dijo mi padre:
“Cuando te hacen una pregunta, indirectamente te ponen en la obligación de
pensar en una respuesta, y eso te obliga a pensar.”
Llegados
a ese punto… ¿Te están haciendo preguntas, o te están dando respuestas?
¿Estás
preparado para escuchar tus propias respuestas?
Porque,
sí, lo reconozco: yo mismo me he negado siempre la “verdad”.
Tras hablar
de esto con alguien, me dijo que se alegraba de que viese las cosas de una
forma más positiva, pero…
En
realidad, no es que las vea de forma más positiva. Simplemente me las tomo de
otra manera.
Sigo
pensando que vivo en la ruina, me sigo sintiendo solo y perdido. Sigo teniendo
mucho miedo.
Pero,
sin embargo, trato de aceptar esos sentimientos, no luchar contra ellos.
Entendí
que, ahora mismo, no puedo hacer gran cosa para cambiar mi situación, y que
debo aceptarlo y tratar de disfrutar al máximo de lo que tengo.
No es
resignarse, es aceptarlo y estar bien con ello.
Y aquí
termina la segunda y última parte de la revelación que tuve hace algunos meses
ya.
Espero
recuperarme pronto y poder volver al ritmo normal de publicaciones.
Un
abrazo.