Siento que llevo toda una vida luchando.
No siempre contra el mismo adversario, cada etapa de esta ha tenido su digno
rival.
Pero, batalla tras batalla, he ido saliendo adelante.
No creo que haya ganado prácticamente ninguna de estas
batallas, mas sigo sobreviviendo, y eso debe significar algo.
Aunque es cierto aquello de que, que esté sobreviviendo no
significa que esté viviendo.
En esta gran guerra llamada vida me he medido contra
diversidad de contrincantes; personas, cosas… Incluso con mis propios
fantasmas.
Y aquí llega el gran problema.
No sé vivir sin luchar.
Ahora mismo estoy en una etapa de la vida en la que las
cosas están comenzando a levantarse.
Tengo trabajo, amor, amistad, tengo a mi familia, y gozo de una buena salud.
Entonces… ¿Contra qué estoy luchando?
¿Por qué me sigo sintiendo terriblemente mal?
Es, posiblemente, uno de los momentos de mi vida en los que
mejor me va todo. Y, paradójicamente, también es uno en los que peor me siento.
¿Por qué? ¿Qué está mal en mí?
Tal vez tanto tiempo luchando me ha dejado mellado de por
vida.
Tal vez tras tanto sufrimiento nunca sea capaz de ser feliz.
¡Pero me niego a resignarme a una vida triste y vacía!
Me niego a aceptar que la felicidad es algo que ya no
volveré a sentir.
Porque sé que la tormenta pasará, sé que el Sol volverá a salir, reluciente, y
lo iluminará todo.
Lucharé por aquello que deseo.
Lucharé por aquello que amo.
Lucharé por aquello que merezco.
Lucharé, lucharé, y saldré victorioso.
Y aquí estoy, una vez más, luchando.
¿Contra qué? ¿Contra quién?
Contra mi oscuridad.
Contra mí mismo.