Me sorprendo a mí mismo publicando una entrada por segundo
día consecutivo, pero es que tenía ganas de escribir.
Esta entrada lleva en mi mente un tiempo, pero siento que
hoy es el día idóneo para escribirla y publicarla. Ni siquiera voy a poner una foto en esta entrada, no tengo ninguna preparada.
Sin más, allá voy.
¿Sabéis?
Escribo muchísimo, pero no guardo ni la mitad de las cosas que escribo.
Muchas, muchísimas veces comienzo a juntar palabras, a
tratar de plasmar por escrito todo lo que pasa por mi mente.
En verso, en prosa… Pero lo borro.
A veces llevo varios párrafos escritos, pero los borro y
comienzo de nuevo.
¿Por qué hago eso?
La respuesta es sencilla: siento que es malo.
Me leo, y todo me parece horrible, no apto.
Siento que soy una persona mediocre, y que mediocre es todo lo que escribo.
Podría contar con los dedos de una mano las veces que he
leído algo mío que me haya parecido “bueno”.
Soy demasiado perfeccionista. O tal vez sea demasiado mediocre,
y soy consciente de ello.
Hoy comencé a componer un poema en mi cabeza.
Comenzaba con algo como:
«Seguiré haciendo arte, hasta que harte.
Pero en realidad, me parece soberbio y narcisista llamar “arte”
a lo que hago.
Y todo esto se expande al resto de ámbitos de mi vida, todo
lo que hago me parece mediocre, insuficiente.
Tengo ansias de más y más.
Me considero una persona ambiciosa, un inconformista conformado.
Pero, ¿sabéis qué?
Todo esto, lejos de detenerme y hundirme, me da fuerzas para
seguir mejorando, para seguir buscando esa “perfección”.
Así que, sí.
Seguiré haciendo “arte” hasta que me harte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Qué se te pasa por la cabeza, Habitante?