jueves, 14 de octubre de 2021

Libertad

 


A veces nos sentimos atrapados, encadenados a una situación, a un momento, e incluso a un lugar.

En ocasiones, pensamos que nuestra felicidad depende de algo en concreto. Tenemos la convicción de que, sin ese algo, jamás podremos ser felices de verdad.

Empleamos mucho tiempo de nuestras vidas luchando por mantenerlo, por conservarlo junto a nosotros. Nos vamos consumiendo poco a poco, todo por no perder ese algo.

Sientes que solo así podrás liberarte de tus cadenas, que esa es la llave que abrirá tu cárcel de una vez por todas.

Te ciegas, tapas tus ojos y no eres capaz de observar más allá.

No te das cuenta de que, precisamente ese algo son tus cadenas, tu carcelero.

Poco a poco vas generando una dependencia a tu pequeña jaula, y, cuando menos te lo esperas, has dejado de ser libre.

Pero tú sigues sin ser capaz de verlo. Sigues pensando que solo con ese algo serás capaz de salir adelante.

Da igual que el resto del mundo te lo diga, tú no ves que ese algo te tiene totalmente atrapado.

Pero, ¿qué pasa cuando se rompen las cadenas? ¿Qué pasa cuando pierdes ese algo?

Crees que sufrirás muchísimo, crees que tu felicidad se irá para siempre, pero… ¿Realmente eres feliz así?

No, no lo eres.

Y, cuando te liberas de las ataduras, cuando por fin sales de la jaula…

Te sientes libre.

Te sientes bien.

Te sientes vivo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Qué se te pasa por la cabeza, Habitante?

El Nómada III

  Amaneció un día más en aquel devastado mundo. Un día más en el que tendría que continuar caminando por el sendero sin rumbo ni colores, to...