lunes, 25 de octubre de 2021

Equilibrio

 



Trato de mantener el sentimiento de euforia el mayor tiempo posible, pero a veces es complicado.

No hay ningún motivo en específico para sentirme mal, así que, ¿por qué iba a hacerlo?

Sí, es verdad que estoy en una situación un tanto dura, viviendo en este lugar, de vuelta en mi viejo barrio, hacinado en una casa, habitando en el cuarto de la plancha, pero…

Tengo a mi familia, a mi amigo, tengo trabajo, y tengo esperanzas en un futuro mejor.

¿Por qué debería sentirme mal?

Y sí, lo sé, también es verdad que, en ciertos aspectos, vuelvo a sentirme como antaño. Es como si hubiese retrocedido varios años en el tiempo, y ahora me quedase, de nuevo, un largo camino por recorrer.

Pero, ¿sabéis qué?
No soy el mismo que era en aquellos tiempos.

Estos años he aprendido mucho, he crecido y madurado muchísimo, y no soy, en absoluto, la misma persona.

Entonces, ¿por qué debería sentirme mal?

Es decir, tengo todo un abanico de posibilidades por delante, el mundo se abre ante mí, y tengo diversidad de caminos por escoger.
Mientras tanto, tengo un trabajo que me permite ahorrar un poquito cada mes, y tengo a mi amigo y nuestros “domingos por el rey”, entre otras cosas.

Tengo a mis padres, a mi hermana y nuestros paseos nocturnos.

Y tengo más de media vida por delante.

¿Tengo motivos para sentirme mal?

Pues sí, algunos, como todo el mundo.

¿Voy a permitir que me impidan avanzar?

No, en absoluto.

Hoy miro hacia el futuro con un sentimiento agridulce.
Tengo esperanza y miedo a partes iguales, pero también tengo muchas ganas de ver qué me depara ese futuro.

Siento que mi vida empieza una vez más.
Un nuevo renacer, una nueva oportunidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Qué se te pasa por la cabeza, Habitante?

El Nómada III

  Amaneció un día más en aquel devastado mundo. Un día más en el que tendría que continuar caminando por el sendero sin rumbo ni colores, to...