Me siento atrapado, encerrado.
Cómo si algo me estuviese reteniendo en contra de mi
voluntad.
Siento la imperiosa necesidad de echar a correr sin rumbo,
de dejar atrás todos mis fantasmas, todo mi pasado.
De dejar atrás todo lo que me encadena en esta espiral
tóxica y dañina que me impide avanzar.
¿Qué puedo hacer? ¿Debería huir lejos de “aquí”?
Múltiples fantasmas lanzan su aliento pestilente sobre mí,
paralizándome y anulando mis sentidos.
Fantasmas del pasado, del presente, y del futuro.
Como si todo lo sucedido y por suceder estuviese exclamando
una advertencia de peligro.
Porque eso siento, que el peligro es inminente.
El tiempo escapa entre nuestros dedos. Cada día, cada
segundo.
Implacable e imparable, el reloj no se detiene por nadie.
Me aterra el paso del tiempo, me da pánico la idea de estar
desperdiciando mi vida.
Y lo peor de todo es que siento he tirado en un saco roto la
mitad de lo que he vivido hasta ahora.
Una vez más, mis fantasmas gritando en mi oído.
Una vez más, las cadenas que me atrapan y me impiden
avanzar.
¿Qué puedo hacer? ¿Acaso hay una solución?
Lo peor de todo es que, pese a que continúo dando pequeños
pasos, avanzando poco a poco hacia una vida mejor, este sentimiento de terror
no se apacigua.
El Gran Vacío, cada día más grande, cada día más inmenso…
¿Qué puedo hacer?
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