«El "tic-tac" del reloj resuena en la silenciosa noche, no hay grillos, no hay búhos, ni siquiera viento.
Lo único que mis oídos pueden apreciar es ese sonido;
tic-tac, tic-tac.
A veces me parece reconocer un ritmo en ello,
como si se tratase del latido de un corazón.
A veces, el sonido se hace más lento y pesado,
como si el corazón se cansase de latir.
Tic... Tac... Tic... Tac...
Cierro mis ojos para intentar dormir,
mas el dichoso sonido me lo impide.
He buscado por toda la estancia,
pero no he encontrado el maldito reloj.
Tic-tac, tic-tac...»
Lo único que mis oídos pueden apreciar es ese sonido;
tic-tac, tic-tac.
A veces me parece reconocer un ritmo en ello,
como si se tratase del latido de un corazón.
A veces, el sonido se hace más lento y pesado,
como si el corazón se cansase de latir.
Tic... Tac... Tic... Tac...
Cierro mis ojos para intentar dormir,
mas el dichoso sonido me lo impide.
He buscado por toda la estancia,
pero no he encontrado el maldito reloj.
Tic-tac, tic-tac...»
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