martes, 1 de agosto de 2023

Golpes contra el muro

 


¿Sabes esas veces en la vida en las que sientes que estás golpeando contra un muro?

A veces empieza como algo inocente, te pones una meta, un objetivo, y luchas por él. Sin descanso, sin parar.

Pasas una gran cantidad de tiempo tratando de lograr tu propósito, pero nunca lo consigues. Y no lo entiendes, si lo has dado todo de ti, ¿por qué fracasas?

Es entonces cuando te das cuenta, estás golpeando un muro.
Entonces solo te quedan dos opciones: resignarte y abandonar la lucha, o seguir golpeando el muro.

Muchas veces decides lo primero, pues, ¿qué sentido tiene malgastar fuerzas en algo que no vas a conseguir nunca?

Pero otras decides seguir luchando. Es ahí cuando cierras el puño y te preparas para golpear con todas tus fuerzas.

Golpeas una y otra vez, sin descanso, sin temor, sin dudar.

Luchas sin cesar por aquello que te has propuesto.

A veces desesperas, pues el muro sigue ahí, impasible, sin siquiera agrietarse pese a tus esfuerzos. Pero no dejas que eso te haga desfallecer, al contrario, te envalentonas y tu determinación aumenta.

Continúas golpeando, incluso cuando tienes ambos puños rotos, golpearás con la cabeza si hace falta, pero no dejarás que nada te detenga. Nada impedirá que consigas tu objetivo.

Pasas días y noches cargando contra el dichoso muro, pues sabes que algún día cederá. Tiene que hacerlo.

Quizás llegue algún momento en el que llegues a cuestionarte tu propia cordura, pero ni siquiera tus propios pensamientos son capaces de disuadirte.

Y sigues luchando, golpeando y cargando, sin importar nada más.

Vas haciéndote cada vez más fuerte, consiguiendo más experiencia, aprendiendo a golpear mejor.

Entonces sucede algo: ves una pequeña grieta en el muro. Y eso te hace entrar en euforia.

Golpeas más fuerte y rápido que nunca, pues sabes que el muro está a punto de ceder.

Cae el primer pedazo de muro. Puedes alcanzar a ver vagamente lo que hay al otro lado. Puedes llegar a ver tu objetivo cumplido.

Golpeas una vez más, y otra, mientras el agujero del muro va haciéndose cada vez más grande.

Y finalmente el muro se derrumba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Qué se te pasa por la cabeza, Habitante?

El Nómada III

  Amaneció un día más en aquel devastado mundo. Un día más en el que tendría que continuar caminando por el sendero sin rumbo ni colores, to...