¿Sabes esas veces en las que estás deseando hacer algo, pero
te sientes incapaz?
Esas veces en las que, te sientes motivado a realizar alguna
cosa, pero no tienes ánimos de hacerla.
Das vueltas y más vueltas.
Te pones con ello, pero lo dejas otra vez.
Vueltas y más vueltas.
Te vuelves a poner, con la esperanza de que está vez lo
lograrás.
Pero, no eres capaz, te sientes bloqueado.
Te puede pasar con cualquier cosa, por simple que sea.
Sientes un bloqueo mental que te impide llevar a cabo tus deseos.
¿Por qué?
Quizás sientes que no eres lo suficientemente bueno como
para hacerlo bien.
Quizás no le ves el sentido a hacerlo, y piensas: ¿para qué?
Tal vez sea cosa de tu estado de ánimo, estás triste o
cansado, y no tienes fuerzas.
Pero… Hay veces que no es nada de eso.
Simplemente estás bloqueado.
Y así me siento yo desde hace algún tiempo.
Con el blog, con mis libros, y con mi vida en general.
Siento que estoy dispuesto a hacer cualquier cosa para salir
adelante, que estoy listo para comerme el mundo.
Sí, en algunos ámbitos no depende de mí, pues hay factores
externos ante los que no tenemos control.
Pero en otras ocasiones, como a la hora de escribir aquí… Me pongo delante de
la hoja, esperando a escribir.
Y veo como el puntero parpadea.
Una, y otra, y otra vez.
Y la hoja sigue en blanco, igual que mi cabeza.
Tengo un auténtico torbellino de ideas en mi interior, pero
en cuanto me pongo…
Llega el bloqueo.
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